miércoles, 14 de octubre de 2015

Sobre muchas cosas que suceden una tras de otra.

En días recientes a Elias Jaua se le hacían una serie de preguntas donde el tópico central de las mismas era el problema de desabastecimiento, y su respuestas fue un total desconocimiento, lo que es algo preocupante y triste, pues quien mejor que el político de una nación para conocer como esta la misma. Al escuchar las palabras de dicho señor, solo pude sentir lastima y vergüenza de quienes me representan políticamente, y me gustaría poder preguntarle a ese señor ¿Donde el compra lo que lleva a su casa?


El señor Jaua también logro afirmar que el sueldo de un funcionario del gobierno no excedía de los 12000 bolívares, lo cual deja en evidencia la corruptela de mucho funcionarios públicos, donde no coincide las pertenencias que poseen con el sueldo que perciben. En otras cosas, los habitantes de un sector de Ciudad Guayana, llamado "Las Amazonas", finalmente se decidieron levantar en protesta el día de hoy 14/10/2015, en contra del abuso de muchos conductores de los buses públicos quienes, cobran mas de 50 bolívares para llevar a los pasajeros a su destino, cuando el pasaje oficial es de 10 bolívares. Otro de los motivos de la protesta, fue el hecho de que a pesar de que el gobierno, posee un sistema de trasporte administrado y controlado por ellos, el mismo es deficiente y de poca ayuda para transportarse den la ciudad.

Es triste llegar a esto, duele llegar a esta situación, al punto en que verdad la gente tenga que molestarse y dañar el urbanismo para que se hagan sentir, lo cual esta mal, pues al dañar nuestra ciudad donde vivimos, solo nos hacemos daño, mientras que el gobierno sigue disfrutando desde sus cómodas casas. Las cosas deben cambiar, y mientras tanto yo espero que cambien por el camino de lo legal, de lo cívico, para que demos muestras de que aun en la adversidad seguimos siendo ciudadanos.

domingo, 4 de octubre de 2015

Un prueba de que las cosas van mal

Como seres humanos somos responsables de mucho, de nosotros, del ambiente, de nuestros vecinos, parientes, pareja, de nuestros hijos y de los animales. Somos responsables de mucho, y por lo general no asumimos nunca nada. Es así, esa es la naturaleza de la ingratitud humana, esa naturaleza que no nos permite dar lo mejor de nosotros, dar todo el potencial que tenemos como individuos habitantes de esta pequeña esfera en la inmensidad. En las calles por las cuales tránsito, es cada vez más común ver algún perro que ha sido abandonado o que nace en la calle, luchando por la comida y lo poco que se consigue, y a veces, las fuerzas ni les dan para luchar.

Es triste ver que la situación no mejora, y que así tu tengas las ganas de ayudar, tus esfuerzos individuales no dan basto para alcanzar algún tipo de mejoría. Y entonces, ¿Por qué está aumentando?, ¿Por qué no se detiene el deterioro?, y simplemente es parte de un proceso de desculturización y deshumanización permanente. Venezuela se está quedando sin alimentos, las crisis solo está empeorando, y son los pobre animalitos los primeros en sentirla, pues para muchas familias humildes, tener cualquier tipo de mascota se convierte en un gasto impagable, un gasto que hay que recortar, uno que arroja al abandono, al dolor, al olvido y a la indiferencia a muchos perros, que buscan sobrevivir entre las sobras de una selva de concreto, mugre y asfalto.

La desidia solo va en aumento, y el ser humano es el próximo que será arrojado a estas calles de hambruna y miseria, si es que ya no fue arrojado. Lo cierto es que nuestras responsabilidades se están evadiendo, y lo peor es que no se puede hacer mucho para solventar dicha situación, al menos no se puede hacer algo por ahora, no mientras la economía de la patria de Bolívar nos arroje los desperdicios de una hegemonía egoísta, que solo busca el enriquecimiento de su monarquía. Mientras, quienes estamos de este lado de la pantalla solo luchamos por respirar un bocado más, muchos otros, tanto humanos como animales, mueren en las calles de nuestra linda Venezuela.


Eso días grises del sol de la mañana

Ultimadamente he visto con más frecuencia esos días grises que al despertar anuncian que el día aun no quiere o termina de llegar, esos días que arrojan una sensación de pesar y malestar en el alma, uno de esos que demuestran toda la depresión acumulado entre sueños, entre sábanas blancas que se acomodan en el cesto de la ropa sucia. Ultimadamente se siente aún más la desazón del tazón de sopa, el descolorido de la flor otoñal, el descontento del payaso sin risa, cada vez es más notorio un malestar familiar en la gente, en el vecino, en el espejo. ¿Qué ocasiona todo esto?, ¿Qué es eso capaz de quitarle el aliento al ave pasajera?, ¿Qué es capaz de quitarle su sonido al viento y arrojar al destino por las escaleras?, y sin importar que sea, ¿Por qué nos ha quitado la decencia?

Lo veo venir como la marea, pero en un lento ir y venir desesperado, uno de una desesperación extraña, uno de esos que no quiere tener motivos, uno que solo busca morir en la orilla, pero que no alcanza poder quedarse en ella. Tal cual pájaro que se estrella a la ventana, súbito y de repente, todo ahora es triste, agresivo, desgarrador, lleno de amargura, pero por sobre todo triste. Son pocas las cosas que me hacen sonreír de verdad, y las cosas que me importan, aquellas que me llenan, por cuidarlas me recuerdan la angustia. Sin embargo entre ese gris esta esa luz blanquita que siempre me recuerda lo afortunado que soy, la oportunidad que tengo al poder aun sentir y reconocer ese dolor, uno que ya muchos se niegan, pues de él se han acostumbrado, y de él viven.


Quisiera que todos dejaran ese mundo triste en el que viven día a día. Afortunadamente yo tengo mi casa, mi lugar cálido en donde mi corazón se arropa, pero ¿qué pasa con aquellos que no?, ¿Qué sucede con aquellos quienes aún esperan la primavera?, ¿Qué les espera a todos aquellos en quienes en su corazón todavía llueve? Sin importar que pase, saber que no todos podemos hace al mundo algo triste. ¿No todos tenemos derecho?, ¿Quién fue el primero en poner las reglas? Miro al cielo y solo espero, que todos podamos poder conseguir nuestro pedazo feliz en esta humilde tierra.